Cuando hablamos de playa, se nos vienen a la mente vacaciones, verano, entretenimiento, reggae, comida de mar, distracción, diversión… Pero la verdad es que la playa es mucho más que un bronceado espectacular. Estar en la playa aporta muchos beneficios a nuestro cuerpo y mente. Bien utilizadas, estas ventajas pueden aplicarse al estudio. Aquí te compartimos las razones por las cuales debes llevar el estudio a la playa, mientras disfrutás del sol, mar y arena.
Atmósfera playera
La añoranza de recibir el fin de semana, las vacaciones o días festivos para ir a la playa no es casual. Cada uno de los elementos que conforman este entorno playero, cumplen con funciones específicas que hacen agradable nuestra experiencia y que además ayudan de diferentes formas a la concentración.
Siempre se han incluido sonidos naturales como fondos musicales a la hora de estudiar. El sonido de la playa es el más común. ¿Por qué? Da sensación de paz, calma y relajación. El sonido de las olas y de la brisa mejora el enfoque y reduce los niveles de ansiedad. El solo hecho de llegar a una costa y cerrar los ojos, cambia tu estado de ánimo. Desde ese momento, tu concentración está en un nivel óptimo para tomar y retener información nueva.
Visualmente, el color del mar y del cielo también influyen en nuestro estado de tranquilidad. En la psicología del color, el azul evoca calma, frescura y profundidad. Todas sus tonalidades son amables con la visión. Otro motivo para estudiar con estas composiciones naturales de fondo.
Sentarte en la arena también ayuda mucho a la concentración. Es una batería catalizadora y limpiadora de energía. Al estudiar en la playa, lo recomendable es hacer pequeñas sesiones de descanso. En estas sesiones podrías caminar una pequeña distancia sobre la arena. No solo te despejará la mente para seguir guardando información, sino que ayudará a mejorar las articulaciones y los músculos de piernas y glúteos. Recordá que el ejercicio genera, entre otras cosas, endorfinas (sensación de bienestar) que definitivamente nos brindan una mejor actitud al momento de enfrentarnos a cualquier actividad académica.
En estas pequeñas pausas activas, meterse al agua también ayuda. Los golpes de las olas funcionan como un masaje ya que relajan los músculos. Dentro del agua, nuestro cuerpo pesa menos permitiéndonos mayor movilidad en rodillas y caderas obteniendo en consecuencia, la nutrición del cartílago. Luego de un rato dentro del agua, estás listos para continuar con el estudio.
Nuestro aparato respiratorio se ve muy favorecido cuando estamos en la playa. La pureza de la brisa del mar también nos ayuda a relajar la mente. La brisa marina produce serotonina (hormona de la felicidad) que disminuye el estrés y la ansiedad. Los beneficios de respirar este aire son incontables y muy positivos para el cerebro.
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Como podés ver, ir a la playa es más que una actividad recreativa. Usarla como sitio de lectura es muy aconsejable. Puedes organizar grupos de estudio con tus compañeros y mezclar diversión con estudio, si lo hacen en una casa o en la biblioteca, ¿por qué no hacerlo en la playa?
Para disfrutar de todas estas ventajas, podés optar por nuestra modalidad virtual que te permite estudiar desde la playa y en cualquier otro lugar en verano. La virtualidad te da más tiempo libre, ofertas especializadas, descuentos, cursos online y si estudiás en verano, podés mantener tu ritmo, recibir una educación más personalizada y disfrutar de tus actividades. La virtualidad es perfecta para movilizar tu preparación profesional a tu playa preferida.
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