El momento actual mundial motiva a pensar en nuevos cambios que debés tomar en cuenta, una crisis que te invita a quedarte en casa, a cerrar negocios, a no ir a tu lugar de trabajo, o a tu centro de estudio, todo para poder salvaguardar de un contagio mayor. Este momento es preciso puesto que quizás podés reflexionar y reinventarte en muchas áreas de tu vida y estamos en un momento de pensar en cómo realizar este equilibrio entre tu parte profesional y tu parte personal. Hoy día muchos trabajan desde casa y tenés que dividirte entre estas dos áreas.
He querido compartir con vos en este artículo algunas herramientas y formas de tener un equilibrio sano entre lo profesional y personal.
La tecnología vino a evolucionar nuestros entornos, hoy más que nunca debés estar conectado de alguna manera con tus partnes, y familia. Para esto la tecnología viene a facilitarnos a los profesionales y personas en general la comunicación y acceso a información. Mas, sin embargo, cuando la casa se convierte en oficina, sería bueno seguir algunas recomendaciones. Quisiera compartir con vos la siguiente experiencia.
Roger Acuña especialista en Marketing Digital aporta que tiene 10 años de trabajar dese su “home office”, que tiene una habitación habilitada como oficina, la misma tiene conexión, ventilación, baño y es aparte de la casa, que el éxito de equilibrar lo profesional y personal ha sido el respeto de horarios, contratos o proyectos y la asignación de horas a cada uno de estos, de esta manera planea su agenda diaria y lo mejor es que tiene un lugar asignado para realizar su trabajo, aparte de su ambiente de descanso. Recalca que el trabajo en casa y equilibrar ambos ambientes requiere disciplina y un poco de acomodo.
Entonces, podés tener un equilibrio entre lo profesional y personal cuando la casa se constituye oficina también, siguiendo las recomendaciones:
- Establecé horarios y hábitos, a veces requerirás de más tiempo, pero que esto no se convierta en una normalidad.
- Tené un espacio específico para eso, y las herramientas necesarias.
- Da prioridad a lo más importante y organizá tareas para el otro día.
Todas las personas requerimos desintoxicarnos de todo lo que conlleva el diario vivir, el ejercicio físico, la lectura, el salir con amigos o familia, son actividades importantes a realizar para formarnos como seres humanos emocionales y equilibrados. En este sentido menciona.
Daniel Goleman en su libro La inteligencia emocional:
“hay que tener un cuidado y una inteligencia para conducir la propia vida, un equilibrio y una sabiduría templados, templanza el dominio del exceso emocional”. (Goleman, 2014, página 78, capítulo Esclavos de la pasión, La Inteligencia Emocional)
Sigue mencionando que el objetivo es el equilibrio, no la supresión emocional; cada sentimiento tiene su valor y su significado. Una vida sin pasión sería un aburrido páramo de neutralidad, aislado y separado de la riqueza de la vida misma.
Por esta razón sí querés tener una vida sana en todas sus áreas, debés trazar un plan que involucre también tu parte personal que es incluyente sí querés una vida equilibrada.
- Apartá en tu tiempo un espacio para una rutina de ejercicio de 30 minutos a una hora, por lo menos tres veces por semana.
- Proponé proyectos con tu familia, en donde se vuelvan unos apasionados por estas actividades que te unirá más a tu núcleo familiar más cercano. Y que incluya tiempo de calidad y valioso para todos.
- Dedicá tiempo a alguna actividad que siempre hayás querido hacer y la cual hayás pospuesto por falta de tiempo. Terminá el libro que empezaste, la manualidad que dejaste a medias, la película que siempre quisiste ver, el lugar que no visitaste por alguna razón de tiempo o compromiso.
Otro aspecto importante es aprendér a no comprometerte más de la cuenta. El arte de decir no es algo que se aprende y no es tarea fácil.
"Los humanos tenemos tendencia a la empatía, a sentir lo que sienten los demás, y la activación empática nos lleva a decir que sí, a no contrariar; y esa empatía es beneficiosa si enseñamos también dónde están sus límites, dónde comienza el abuso, dónde acaba la broma y empieza la burla, dónde está el límite del trabajo, dónde de la comida, dónde acaba el amor y empieza el maltrato…", comenta María José Díaz-Aguado, catedrática de Psicología de la Universidad Complutense.
"Con frecuencia es más fácil decir que sí porque un no implicaría entrar en conflicto con otra persona y, como son peticiones pequeñas, creemos que no vale la pena", justifica Juan Antonio Moriano, profesor de Psicología Social de la UNED. Explica que al no decir no se van dando los encadenamientos a nivel familiar pues entendemos el decir no como una negación a realizar un favor.
Por último, volvéte un apasionado de todo lo que hagás, de tu trabajo, de tu tiempo libre, de tu familia, de tus estudios, de tus actividades; pero hacélo con equilibrio, dedicá a cada uno de estos un tiempo prudente, sin descuidar racionalmente esta dedicación, organizáte y establecé horarios, para que tu vida produzcá en todas las áreas.