En la Universidad San Marcos estamos llenos de historia y de razones que nos han movido para ser pioneros y número uno en educación virtual. Dejanos contarte un poco sobre los pasos que dimos para hacer de la virtualidad nuestra herramienta para transformar la vida de tantos costarricenses.
Cuando en enero de 1993, bajo el mandato del presidente Rafael Angel Calderón, Costa Rica se conectó a internet por primera vez, quién podría imaginar que nos uniríamos a una revolución tecnológica que influiría sobre todos los sectores de nuestra sociedad.
Fue entre los años 1985 y 1995, que las grandes universidades, en particular de los países avanzados, comenzaron a experimentar cambios significativos en su forma de enseñanza. Poco a poco se iba reemplazando la enseñanza autodirigida en un salón de clases por la teleenseñanza (Unesco, París. Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, 1998)
En 1988, Isaac Asimov, uno de los autores de ciencia ficción más importantes del siglo XX, imaginó incluso años antes de la aparición de la web, el impacto que tendría la educación debido a la tecnología. “Una vez que tengamos conexiones de computadora en cada casa, conectadas a enormes bibliotecas, podremos preguntar y descubrir, y saber más sobre cualquier asunto”.
Nos retamos a diferenciar la virtualidad de la presencialidad
Se planteaba y se temía en la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior de la Unesco de 1998 en París, que la industrialización tecnológica de la educación provocaría la suplantación de las aulas, los edificios y los anfiteatros, destinados a desaparecer para dejar espacios de aprendizaje virtual.
El profesor estaría confrontado a tomar un papel pedagógico que debía reinventarse. Estaba en él, continuar con la tradición apoyado del escepticismo o transformarse y adecuarse a una industria mundial que provocaría una revolución pedagógica, ubicando a docentes y estudiantes en línea paralela, imponiéndose conceptos cómo enseñanza asincrónica y colaborativa, que colocaban al profesor como un mediador del saber.
El primer paso lo dio la Universitat Oberta de Catalunya, España en 1995, adaptando su modalidad a distancia para convertirse en la primera universidad virtual del mundo, con 200 estudiantes de las titulaciones homologadas de Psicopedagogía y Empresariales.
Recibimos el apoyo necesario para dar el gran paso
Y aunque la tecnología en nuestro país trató de ir de la mano con las tendencias mundiales, no fue hasta en el 2012, que la Universidad San Marcos, apoyada por la Red Ilumno, quién ya tenía más de 10 años desarrollando procesos para la virtualización de la educación en América Latina, iniciaría el camino hacia la virtualización de la educación costarricense.
El país no estaba preparado para la llegada de la virtualidad, sin embargo, se dispuso a entender las nuevas propuestas tecnológicas para el avance del país. Luego de cuatro años de aprendizaje, el Consejo Nacional de la Educación Superior en Costa Rica (CONESUP), logró dar el paso a la virtualidad y aprobar las primeras cuatro carreras universitarias avaladas por la entidad, 100 % virtuales.
En medio de escepticismo disfrazado de incertidumbre, el país aceptó tímidamente la modalidad virtual que marcaría el antes y el después de la educación moderna. La Universidad Estatal a Distancia y la Universidad de Costa Rica, habían introducido antes a sus sistemas educativos desarrollos tecnológicos, sin embargo, no dieron paso a las plataformas y estructuras que requería la educación virtual.
El mercado nacional estaba preparado para la evolución de la educación tradicional. El país había tenido un incremento del 26% de la penetración de internet y se registraban 127 suscripciones a internet móvil por cada 100 habitantes. (Micitt, 2016)
La evolución del pensamiento estratégico, plantea que el tema dominante a partir del 2000 sería la innovación, la cual daría una ventaja competitiva, basada en el conocimiento y la adaptación a la nueva economía mundial digital.
La empresa, o en este caso la universidad, que lograra dar el impacto de primero, adaptándose a la flexibilidad organizativa, e introduciendo una organización virtual y alianzas tecnológicas, daría el golpe más fuerte y afianzaría el objetivo principal se ser líder en educación virtual.
Un año ha pasado, desde que el país por medio de la Universidad San Marcos, tuvo a sus primeros graduados en carreras 100% virtuales. Costa Rica se abrió al mundo y a la tecnología que permite que el estudiante tenga acceso a una cantidad de información que ninguna biblioteca física en el mundo podría ofrecer a sus alumnos. Se adaptó a la globalización y al acceso a la información para su propio crecimiento.
Los beneficios de la virtualidad llegaron para quedarse
El factor tiempo ya no será una limitación; la enseñanza asincrónica liberó al estudiante de los imperativos del tiempo. El factor distancia tampoco; el estudiante podrá participar en la enseñanza sin necesidad de estar presente en el espacio físico universitario. El costo de inversión será menor, al evitar el desplazamiento y compra de material didáctico físico.
Pero principalmente, cambió la relación tradicional entre docentes y alumnos, evolucionando hacia un modelo en el cual el docente se transforma en facilitador, experto, colega, y el alumno pasa a ser naturalmente activo, colaborador, investigador.
Clayton Christensen, reconocido profesor de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ha publicado en su último artículo que, de acuerdo a su análisis, para el año 2035 más de la mitad de las universidades actuales van a cerrar sus puertas, es decir, más de 2000 universidades van a desaparecer. Y es justamente la virtualidad, ese gancho que hará que la educación evolucione y sobreviva.
